¡Hola a todos! ¿Cómo estáis?
Lo primero daros las gracias por la gran acogida que ha tenido este blog, que ya cuenta con más de ¡500 visitas!
Quiero que la presentación de mi nueva novela sea una fiesta para todos, no quiero que el acto sólo se centre en mí, por favor quiero que seáis partícipes y que hagáis todas esas preguntas que os rondan por la cabeza.
Por Instagram @luismybooks preguntáis más, yo creo que el anonimato elimina esa barrera que algunos veis o sentís cuando hacéis vuestros comentarios. No importa, yo os responderé a todos como lo estoy haciendo y por el medio que decidáis que lo haga, pero por favor, no dejéis de compartir ni de cuestionar absolutamente todo. Para eso estoy aquí y por eso esta novela es vuestra y para vosotros.
La maquetadora está a punto de terminar la galerada de
"La Crisálida del Tártaro".
Esta semana la tendré y la cubierta no tardará demasiado.
Os iré dando alguna pincelada del trabajo terminado, pero siempre reservándome la gran sorpresa para el día de la presentación.
Tengo el orgullo de formar parte de esta gran familia que ha cuidado de mí como escritor desde hace cuatro años.
Acaba de terminar el certamen literario OCTUBRE NEGRO DE MADRID. J, aparte de ser el creador indiscutible del evento, ha sido comisario del certamen y he tenido la suerte de ser miembro del jurado del premio literario SED DE MAL que se entrega durante el certamen;
En apenas tres semanas "La Crisálida del Tártaro" ocupará un hueco de honor en todas vuestras librerías, eso sí, después de haberla leído, comentado y criticado.
Os prometo que no os va a dejar indiferente.
Os regalo un pequeñísimo extracto del prólogo
LINZ, IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO. 20 DE NOVIEMBRE DE 1907
La fina lluvia se precipitaba contra el suelo empedrado, cuyo brillo devolvía el débil destello de la luz de los candiles que se derramaban desde las ventanas. En aquella sombría y desapacible noche de noviembre, la húmeda y helada niebla ocultaba el invisible orvallo, extendiéndose como un denso nimbo de silencio sobre las estrechas y desiertas callejuelas.
Tacones gastados de botas demasiado usadas resonaban trémulas sobre el adoquinado. Aquel camino silente y desierto se perdía en las colinas del barrio de Freinberg en la vieja y bohemia Linz, dejando atrás racimos de casas modestas que, como flores nocturnas, simulaban luchar por su propio espacio, devoradas por una oscuridad que las hacía parecer más pequeñas todavía de lo que en realidad eran.
Unos pasos por delante, una capa raída y pesada por el castigo incesante de la lluvia sobre la tela, se deslizaba al ritmo que marcaba un bastón con la cabeza de azófar gastada por el uso, mientras a pocos metros por detrás, unos ojos contemplaban la escena en un mutismo forzado...
Espero que hayáis disfrutado este ratito como lo hago yo.
Os vuelvo a ver muy pronto.